Mi nombre es Diego Manuel Fernández Rodríguez, nací y vivo en Buenos Aires. Siempre tuve una gran curiosidad por mi pasado y hace unos años me dedique a elaborar mi Árbol Xenealóxico, y lo escribo en galego porque desde mis padres hasta donde pude llegar (fines del siglo XVIII) todos mis antepasados eran Galegos y labradores. Mi curiosidad se hizo pasión y me di cuenta que me siento galego de sangre, corazón y alma.
Hace unos años me la pasaba de disquería en disquería buscando algo de música galega. Un día, en el medio de todo lo de siempre, vi un disco con tapa de gráfica azulada, con un dibujo que me emocionó: La Torre de Hércules. Era “Cabo do Mundo”, de unos tales Luar na Lubre, y era el último que quedaba. Me dije: “Si tiene la Torre de Hércules en la tapa no me lo voy a perder”. Llegué a casa, lo puse en el equipo y con los primeros acordes de “Crunia Maris” ya se me puso la piel de gallina. Con el correr de las horas y los días (en los que no lo saqué nunca de la lectora de CDs) me conmoví hasta las lagrimas con “Chove en Santiago”, “Devanceiros”, “Cantiga de Berce”, “Heicho de dar”.
En agosto de 2009 cumplí el sueño de mi vida: viajar a mi Galiza. Los primeros días en España los pasé con un amigo en Zaragoza, ahí alquilé un autito y una madrugada salí para “a terra dos meus avós”. Cuando pasé Benavente el paisaje pasó de a poco de seco y llano a verde, montañoso y escarpado. Puse Cabo do Mundo en el stereo y el corazón me empezó a latir como un tambor. La A-52 atravesaba la roca por varios tuneles. Al final de un de ellos sentí que mi corazón se detenía, “Comunidad de Galicia” rezaba el cartel. La música de Luar na Lubre acompañó las lágrimas corriendo por mis mejillas. Nunca lo voy a olvidar, se los juro, y Ustedes fueron parte de ese, el momento más emocionante de mi vida.
Lamentablemente nunca pude presenciar un concierto del grupo, nada me gustaría más, sobre todo si fuese en Galiza.
Diego Fernández