Me llamo Paco, de Málaga, y soy hospitalero voluntario del Camino de Santiago, es decir, que dedicamos parte de nuestras vacaciones, de forma voluntaria y gratuita, a atender albergues de Camino de Santiago que no cobren al peregrino, así ayudamos a los peregrinos que allí pasan cada día, compartimos la tarde, la cena y vivencias.
Antes de irnos a dormir, es costumbre que nos reunamos para tener un momento de oración o meditación en común para, de esta forma, alimentar también nuestra parte inmaterial.
Hace un par de años me tocó estar quince días atendiendo el albergue de peregrinos de Grañón, en La Rioja. Como he dicho antes, después de cenar y antes de irnos a dormir, nos reuníamos en el coro de la Iglesia para compartir unos momentos de reflexión juntos; algo que no buscaba tener carácter religioso, ni mucho menos de una fe en particular, para que todo el mundo se sintiera integrado.
Pues bien, siempre, cada noche, para que nos relajáramos y nos abstrajéramos, ponía un tema vuestro: Chove en Santiago.
Se hacía el silencio entre todos los peregrinos, y, por un momento, vuestra música nos trasladaba desde aquellas tierras a cientos de kilómetros, a Santiago, destino de todos los que allí estábamos. Nos sentíamos en Santiago, la veíamos mucho más cercana, y a los peregrinos les daba fuerza y ánimo para continuar su camino al día siguiente.
Desde entonces, cuando oigo este tema en casa, me transporta a Grañón, a aquel albergue donde cada noche los peregrinos se sentían por un ratito ya en Santiago.
Ahora sabéis que habéis ayudado a un montón de peregrinos a cobrar energías para continuar su camino cada día.
Un abrazo y gracias por vuestra música, llenáis nuestras almas.
Francisco Vallejo