Rocío Iglezpe, Andalucía

Mi historia es en parte muy poco original y en parte una casualidad bellísima.
     Recuerdo que hace mucho pasaban por televisión un anuncio de turismo (hoy apostaría a que era Galicia la tierra que promocionaba, entonces apenas reparé sino en la música); salían imágenes bellísimas de paisajes, acantilados, prados verdes… pero lo que me dejaba embobada era la canción que sonaba de fondo. Pasé mucho tiempo sin saber el nombre o los intérpretes de aquella canción, pues entonces no era tan común el tener internet en casa, tampoco era corriente (como pueda serlo hoy) que los anuncios llevasen rotulado en alguna esquinita en letra pequeña el nombre del autor y de la canción que sonaba durante la emisión del anuncio en sí. Supongo que si fuera gallega lo hubiera averiguado bien pronto, pero siendo malagueña y tan jovencita la música gallega me era del todo desconocida. Total, que pensé que acabaría siendo otra canción hermosa descubierta gracias a un anuncio que acabaría en el olvido, como tantas otras entonces.
Quiso la suerte que un tiempo después mis profesores de bachiller organizaran un viaje a Madrid que pararía en Toledo para visitar los frescos del Greco. Y esa mañana soleada (calculo que era Julio), al salir de la iglesia de Santo Tomé, sentí que no lejos de allí habían músicos intentando ganarse la vida por las callejuelas de la Toledo vieja. La ruta de mis profesores nos acercaba a la melodía, y se me erizó la piel cuando pude reconocer aquella canción del bello anuncio. Me sonrió el cielo, y es que mientras tenía un oído puesto en los músicos, escuché decir a los profes que hacíamos una parada para desayunar. Esperé extasiada a que los músicos (una muchacha que tocaba algo parecido a un laud, una violinista y un chico con una flauta irlandesa) acabasen la pieza, y a cambio de mis monedas les pedí con urgencia que en un papel me escribiesen el nombre de la canción y del grupo que originariamente la interpretaba (tal era el miedo que tenía de olvidarlo por el camino). Así, por fin, conocía el nombre de Luar Na Lubre e identificaba la canción como O Son do Ar. Cosa extraña, que esta andaluza se haya encontrado con una canción sobre aires gallegos entre los muros medievales de Toledo, ¿verdad?
Sin embargo, no me fue fácil encontrar vuestro disco aquí al sur, y durante un tiempo tuve que conformarme con una grabación en cinta de cassette que tenía ya casi desgastada a base de rebobinar una y otra vez, cortesía de un programa de radio que emitió alguna que otra canción vuestra y que pude agarrar con el botón de «rec».
     He podido, no hace mucho, veros y escucharos en directo al fin, en el teatro Cervantes de Málaga, y ya me muero por repetir la experiencia. Voy a tener la enorme suerte de disfrutar un año en Santiago de Compostela gracias a una beca de estudios, confío en cruzarme con alguno de vuestros conciertos y disfrutar del calor que vuestra gente debe aportar a vuestro espectáculo.
     Besos desde la antípoda ibérica de la Costa da Morte!
Rocío Iglezpe